El Judisoft(TM) es fantástico
Por Wilson Villalba
La facilidad y la utilidad.
Se me puede malentender a veces.
Como alguna vez he deslizado críticas en torno al Judisoft se puede entender que mis sentimientos en torno no son buenos. Todo lo contrario.
Señalar las faltas, leves o graves, de un sistema, sea este de archivos o sea filosófico o religioso, es muy sencillo.
Aún así fundamentar la crítica puede ser muy util. Moore escribió todo ese libro, que es imposible de leer para muchos pero que debo decir que lo leí con dulzura: «Defensa del Sentido Común» como una crítica deliberada y que calificaba de fácil a las ideas de Russell. Su crítica abrió una nueva perspectiva. Prueba de ello es que el propio Wittgenstein fue movido a escribir un tomo casi glosándolo.
No se trata de «crítica constructiva» ni nada tan banal como eso.
Se trata de que cuando se destruye un sistema en realidad no se destruye el sistema.
En general ningún colega opone resistencia al enorme cambio que significó el Judisoft. Pero hay resistencia. ¿De donde viene?
El terrorismo interno.
El J. no es resistido ni atacado desde fuera sino desde dentro. Hay juzgados que rechazan la mera idea del e-documento cuando que cualquiera de los que los integran —jueces, dactilografos, ujieres— trafican con ello desde hace tiempo.
No quieren sino documentos sellados con la tinta azul del siglo XIX, gran siglo dicho sea de paso. Contrarían normas del proceso con tal de que el oficio, que tiene un Quick Response Code, se lleve de manera manual hasta el lugar y se le imprima una firma manual —no sé si saben de la cera y los sellos de metal: mejor no les doy ideas.
Desprecian la firma electrónica hasta tal punto que dicen no conocer los tratados que en torno ha firmado la region y la region con Europa, etc.
Justicia Pronta.
No me gusta la palabra “barata”, sé que la CIDH ya no lo usa y lo identifica con otra palabra.
El Judisoft ha hecho posible muchas cosas. Y es imposible pensar en el desarrollo de Poder Judicial sin él.